l

l
Lo único que me aterra es convertirme en alguien normal

jueves, 28 de agosto de 2014

una rutina que lastima si no estás vos,

en qué momento cambiaron tantas cosas?
tu atención, tu ternura y dulzura, mi frialdad, mi temor. mi vergüenza, y pudor, tu debilidad, mi fuerza, mis visitas, tus invitaciones, tu trato,
etc
































qué hago con tus regalos? 



me gusta tu sed

otra vez yo, 
acá dándole poder a la gente para destruirme. 

una vez permití que mis oídos te escucharan, y creo que me acostumbre a eso, al tono de tu voz, al doblaje de tu trato, a la seducción de tus labios, a lo divino de tu tacto. 
me acostumbre a ver tu rostro en las mañanas, y si no lo veo, buscarlo en los pasillos, encontrarte en el balcón. llamarte a miradas, a sonrisas, cansada de esperarte, y de desearte.

las ansiedades a flor de piel, el anhelo en la punta de la lengua, ya no tolero la situación, y sin embargo no puedo reprochar nada. 
poco a poco descubrí como se revirtió la circunstancia. 
me sofoca la idea de tenerte cerca y no poder avanzar, me cuesta tanto fingir, y pensándolo bien a veces, casi siempre, ya ni siquiera lo hago. 

una vez que mis gustos ya están definidos, no hay vuelta atrás, vaya a contramano, a la inversa o de reversa. nada mas quiero salir de donde me metí, cuesta tanto abrir la puerta y entrar, pero al mismo tiempo cuesta exactamente lo mismo abrir la otra puerta y salir, dejar atrás algo no concretado. 
Ya ni siquiera soy yo, ya comencé a ser esa tonta niña embobada en caprichos inútiles que poco a poco, día a día van perdiendo fuerza, sentido, y mucho mas que todo eso, dignidad, tiempo, cerebro, lagrimas, y demás. 
Tú, ya comenzaste a tener este poder de destrucción sobre mi,  intencional o no, lastima, duele porque nada mas soy una niña, queriendo que un muchacho la quiera, y ve como todo va pasando a su alrededor, y pasa nada mas, pero sólo espera que un día el mundo frene para que el muchacho vea a la niña que deja pasar, cada mañana, cada momento, cada día de nuestras vidas.

... el día que el decida sentarse a descubrirme, me desenvolveré para el, en mi propio caminar para conocernos juntos en nuestro mar.

por ahora, no te escucho más!